Por Armando Valenzuela
Un comic o historieta es, sencillamente, un relato contado con dibujos y como tal ha existido durante cientos de años. En otros tiempos, cuando la alfabetización era privilegio de muy pocos, los dibujos eran un medio sencillo de comunicar historias e ideas a un sector mayor de la población. Ejemplos de esto son los dibujos que adornaban ánforas y otros objetos de uso diario en la antigua Grecia y los vitrales que se encuentran iglesias medievales los cuales, por lo general, tienen carácter religioso.
El comic como lo conocemos hoy en día se inició en Alemania — por parte de Wilhelm Busch — con la publicación de unas rimas que iban acompañadas de un dibujo alusivo y que fueron conocidas como Max und Moritz. Unos cuantos años mas tarde, en 1896, Richard F. Outcalt crea una serie titulada “El niño amarillo”, publicado en cierto periódico neoyorquino. De hecho, de allí nació el término periodístico ‘amarillismo’.
A partir de entonces, varios periódicos empezaron a comprar tiras cómicas para sus suplementos dominicales, naciendo muchas series memorables. Varios editores, al ver el éxito logrado por las tiras dentro de los periódicos, publicaron reimpresiones y colecciones de dichos materiales en revistas hechas expresamente para este fin, lo que dio lugar a las primeras revistas de historietas o comics.
Durante un buen tiempo, dichas revistas solamente se dedicaron a la reimpresión pero pronto surgieron publicaciones con material original. A mediados de los años treinta nace la era moderna de los superhéroes al aparecer, en una revista llamada Action Comics, “Superman” de Jerry Siegel y Joe Schuster. En años subsecuentes habrán de surgir otros, como “Batman”, “Flash”, “El Hombre Araña”, “Los Cuatro Fantásticos”, “Los Hombres X”, y muchos más que han transformado a los comics en un negocio multimillonario en los Estados Unidos.
El movimiento del comic mexicano empezó con algunos años de retraso.
Para empezar, en los años veinte, en México, se distribuía ‘material de entretenimiento’ a través de agencias norteamericanas especializadas en su reimpresión en periódicos mexicanos. Sin embargo, el material —que consistía en cartones, tiras cómicas e historietas— muchas veces llegaba con mucho retraso, por lo que se empezó a buscar talento mexicano en este ámbito. A raíz de esto surgieron historias tales como “Don Catarino”, “El Señor Pestañas”, “Mamerto y sus conciencias” (que vino a ser una parodia de la historieta estadounidense “Educando a Papá”), y “Adelaido el conquistador”, por citar algunas. Cabe mencionar que éstas eran impresas en blanco y negro en periódicos tales como El Heraldo de México y El Universal.
En 1934 aparecen en México las primeras revistas de historietas como tales. Paquito, de Editorial Sayrols, era una recopilación de material de diversos autores; sin embargo, dicho material no había sido publicado con anterioridad en ningún periódico.
Pepín ve la luz en 1936. Esta revista —que publicaba material mexicano y norteamericano— se convirtió en un éxito total, y para muestra sólo hay que revisar la cantidad del tiraje: diariamente se imprimían 700000 ejemplares y los domingos, el doble.
A estos años se les conoce como la época dorada de la historieta mexicana. Después, el comic nacional sufrió un leve declive. En los años cincuenta algunas editoriales —como Editorial Novaro— se dedicaron a la reimpresión de comics norteamericanos tales como “El Hombre Araña” y “Superman”. A pesar de la competencia extranjera surgieron más historietas mexicanas y al periodo comprendido entre 1950 y 1960 se le denomina la época de plata.
Un comic o historieta es, sencillamente, un relato contado con dibujos y como tal ha existido durante cientos de años. En otros tiempos, cuando la alfabetización era privilegio de muy pocos, los dibujos eran un medio sencillo de comunicar historias e ideas a un sector mayor de la población. Ejemplos de esto son los dibujos que adornaban ánforas y otros objetos de uso diario en la antigua Grecia y los vitrales que se encuentran iglesias medievales los cuales, por lo general, tienen carácter religioso.
El comic como lo conocemos hoy en día se inició en Alemania — por parte de Wilhelm Busch — con la publicación de unas rimas que iban acompañadas de un dibujo alusivo y que fueron conocidas como Max und Moritz. Unos cuantos años mas tarde, en 1896, Richard F. Outcalt crea una serie titulada “El niño amarillo”, publicado en cierto periódico neoyorquino. De hecho, de allí nació el término periodístico ‘amarillismo’.
A partir de entonces, varios periódicos empezaron a comprar tiras cómicas para sus suplementos dominicales, naciendo muchas series memorables. Varios editores, al ver el éxito logrado por las tiras dentro de los periódicos, publicaron reimpresiones y colecciones de dichos materiales en revistas hechas expresamente para este fin, lo que dio lugar a las primeras revistas de historietas o comics.
Durante un buen tiempo, dichas revistas solamente se dedicaron a la reimpresión pero pronto surgieron publicaciones con material original. A mediados de los años treinta nace la era moderna de los superhéroes al aparecer, en una revista llamada Action Comics, “Superman” de Jerry Siegel y Joe Schuster. En años subsecuentes habrán de surgir otros, como “Batman”, “Flash”, “El Hombre Araña”, “Los Cuatro Fantásticos”, “Los Hombres X”, y muchos más que han transformado a los comics en un negocio multimillonario en los Estados Unidos.
El movimiento del comic mexicano empezó con algunos años de retraso.
Para empezar, en los años veinte, en México, se distribuía ‘material de entretenimiento’ a través de agencias norteamericanas especializadas en su reimpresión en periódicos mexicanos. Sin embargo, el material —que consistía en cartones, tiras cómicas e historietas— muchas veces llegaba con mucho retraso, por lo que se empezó a buscar talento mexicano en este ámbito. A raíz de esto surgieron historias tales como “Don Catarino”, “El Señor Pestañas”, “Mamerto y sus conciencias” (que vino a ser una parodia de la historieta estadounidense “Educando a Papá”), y “Adelaido el conquistador”, por citar algunas. Cabe mencionar que éstas eran impresas en blanco y negro en periódicos tales como El Heraldo de México y El Universal.
En 1934 aparecen en México las primeras revistas de historietas como tales. Paquito, de Editorial Sayrols, era una recopilación de material de diversos autores; sin embargo, dicho material no había sido publicado con anterioridad en ningún periódico.
Pepín ve la luz en 1936. Esta revista —que publicaba material mexicano y norteamericano— se convirtió en un éxito total, y para muestra sólo hay que revisar la cantidad del tiraje: diariamente se imprimían 700000 ejemplares y los domingos, el doble.
A estos años se les conoce como la época dorada de la historieta mexicana. Después, el comic nacional sufrió un leve declive. En los años cincuenta algunas editoriales —como Editorial Novaro— se dedicaron a la reimpresión de comics norteamericanos tales como “El Hombre Araña” y “Superman”. A pesar de la competencia extranjera surgieron más historietas mexicanas y al periodo comprendido entre 1950 y 1960 se le denomina la época de plata.
Durante esta época aparecieron también revistas de historietas de corte político, semejantes a El Chahuistle (que circula hoy en día). A manera de ejemplo se pueden mencionar a Los Supermachos o a Los Agachados.
Sin embargo, de los años 70 en adelante casi no hubo ninguna historieta mexicana realmente destacable. Al parecer, repentinamente, desapareció el talento; lo único que había de comics eran publicaciones como El Libro Vaquero, Sensacional de Luchas, Los chafiretes, etc., ninguna de las cuales es especialmente memorable.
Entre las raras excepciones se encuentra “Karmatrón y los Transformables”, historieta aparecida en los ochenta que manejaba conceptos muy interesantes tales como robots, energía mística y el ‘kundalini’ (un tipo de energía interna), entre otros.
A principios de la década de los noventa, ocurrió un suceso que renovó por completo el interés por el comic: “La muerte de Superman”. Dicha historia fue reimpresa en México por Editorial Vid y a raíz de ella muchas personas volvieron a interesarse en las historietas una vez más. Empezaron a editarse en el mercado mexicano más historias que eran muy populares en Estados Unidos y aparecieron tiendas especializadas en el comic en varias partes de la República. Sin embargo, sólo vendían material americano y algo de japonés, pues la producción mexicana era prácticamente inexistente.
A raíz de esto hubo un intento de publicar una compilación de historietas de distintos autores nacionales. El resultado fue una revista llamada Ka-Boom, el Comic, que a pesar de los distintos talentos que reunía no tuvo el éxito esperado.
Sin embargo, después de tantos años de aletargamiento, en 1994 surgió un nuevo movimiento del comic mexicano. Todo empezó en la norteña ciudad de Monterrey con el nacimiento de “Ultrapato”, de Edgar Delgado. La premisa de esta historia era la de un pato que obtenía superpoderes gracias a un par de guantes extraterrestres y que libraba una batalla épica contra un enemigo igualmente superpoderoso y contra traficantes de drogas en un mundo poblado por animales antropo-morfos.
Con esta historieta nació también el primero de los nuevos estudios de comics de México: Cygnus Studio, que es hoy uno de los más importantes del país y que reúne a algunos de los mejores talentos del medio tales como Giovanni Barberi, María Elena Salas, Carlos García Campillo y Salvador Vázquez, entre otros. Además de la miniserie de “Ultrapato”, concluida en 1995, Cygnus publicó a lo largo de 1997 dos mini-series más. Una de ellas es “Valiants” —una historia situada en el mismo universo que “Ultrapato”— que narra las aventuras de un grupo de vigilantes que intentan defender a Ciudad Lobo de funcionarios públicos corruptos y de un clan de gatos vampiros. La segunda miniserie es “Lugo”, historia acerca de un vampiro que intenta terminar una lucha que se ha desarrollado a lo largo de varios siglos. Ambas miniseries concluyeron en 1998.
Además de Cygnus, en varias partes del país han surgido otros estudios más, como Estudio Entropía, asentado en Guadalajara. Éste publica “Xiuhcoátl, la serpiente de fuego”, comic que involucra superhéroes, antiguos dioses aztecas, policías corruptos y más.
Aparte de los estudios, hay personas que hacen el comic en forma independiente. Tal es el caso de Polo Jasso, que bajo el sello de Psycomix publica “Cerdotado”, de la cual él escribe la historia, dibuja y entinta.
Cerdotado” es una historia ligera, cómica —que empezó como una parodia de “Superman”— en la que el superhéroe tiene forma de cerdo pero que en seguida adquirió una personalidad propia y única. Los comics no sólo sirven como entretenimiento; se puede, de hecho, aprender de ellos. Por ejemplo, recientemente se publicó en Monterrey un comic llamado “Odisea 400″, el cual fue una producción conjunta de Grupo Semper (un grupo de jóvenes dedicados al dibujo de historietas) y adhinor (Asociación de Historiadores del Noreste de México). En dicho comic se narra las andanzas de una viajera en el tiempo que parte del año 2096 y realiza un recorrido por la historia de Monterrey tratando de encontrar una solución para su negro futuro.
Y respecto al futuro de los comics…, en realidad, éste parece prometedor. Hay muchas historias nuevas en puerta, nuevas propuestas de los estudios ya existentes, nuevos talentos que aparecen cada día. Por ejemplo, Cygnus ya prepara otra miniserie que llevará el título de “B-Squad”. Grupo Semper ya está haciendo su segundo trabajo, que promete ser de mayor calidad que “Odisea 400″, lo cual es bastante si se considera que ésta fue excelente. Y en cuanto a los nuevos talentos, sólo necesitan el apoyo de un público que debe comenzar a apreciar los comics hechos en México.
Fuente: www.correodelmaestro.com
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