Memín llegó a ser muy popular en México. En algunos carnavales desfilaron carros alegóricos con su figura y en temporada navideña se rompían piñatas en forma de Memín.
Su creadora, Yolanda Vargas Dulché, esposa de Guillermo de la Parra, director de la editorial que publica la historia.
Memín nació como personaje nuevo. Desde 1947 los editores del antiguo Pepín pidieron a Yolanda Vargas Dulché una historieta para niños. La escritora acababa de regresar de La Habana, donde había trabajado como cantante de radio, y estaba facinada por los niños negros. Por eso incluyó a un negrito en su historieta y, después de desechar nombre tras nombre, decidió llamarlo Memín Pinguín, tal como apodaban a Guillermo de la Parra, quien entonces era su novio. Lo de Pinguín venía por "pingo", una forma de decir diablo o demonio, alguien sumamente travieso.
Dentro del Pepín, Memín Pinguín tuvo un éxito extraordinario. Durante poco más de un año apareció todos los días. Después la escritora se cansó, se dedicó a trabajar en asuntos nuevos. Durante 17 años el pobre negrito quedó en el olvido. Hasta que, en febrero de 1964, Memín reapareció en su propia revista semanal.
Yolanda Vargas Dulché se casó con Guillermo de la Parra. Durante varios años, ambos escribieron historietas para diversos editores. Un día se armaron de valor y fundaron la Editorial Argumentos, S. A. Después de superar dos quiebras se afianzaron con la revista Ayúdeme, doctora Corazón. Las cosas marcharon mejor y decidieron probar suerte con la reaparición de Memín.
El personaje no había perdido en 17 años su facilidad para conquistar lectores y, a los tres meses de publicado el primer número con un tiraje de 30,000 ejemplares, la revista alcanzó una circulación semanal de 100,000 ejemplares. Se había planeado una fiesta para cuando Memín alcanzara esa cifra, pero mientras la organizaban, la revista dobló su circulación.
Memín continuó firme en su curva ascendente, lo cual no es fácil ya que cualquier cosa que disguste al público se traduce de inmediato en una baja de circulación. En sus páginas no se puede hablar de asesinatos. La simple mención de un divorcio atraía cientos de cartas de protesta firmadas por padres de familia que deseaban mantener inocentes a sus hijos.
En una de sus aventuras, cuando Memín se disponía a hacer su primera comunión tropezó con un niño malo: éste le decía que no tenía caso que la hiciera, que los negros se condenan siempre, que por eso no hay angelitos negros. Convencido, Memín se dedicó a hacer maldades: atar latas a la cola de los perros, quitar dulces a otros niños, decir mentiras, etc. En este punto de la historia, en algunos pueblos –principalmente de Jalisco y Guanajuato--, hubo sacerdotes que predicaron en contra de la revista. La circulación bajó de inmediato y Memín apresuró su primera comunión para recuperar su nivel. Pero en cuanto se dedicó al catecismo, hubo protestas de no católicos y la baja de circulación fue casi tan sensible como en la ocasión anterior.
Otro motivo de indignación de los lectores es la muerte de algún personaje simpático. Cuando murió Trifón Godínez, un niño gordo y bonachón a quien Memín convertía siempre en víctima de sus travesuras, mucha gente dejó de comprar la revista durante semanas enteras. Desde entonces la autora procura no "matar" a ningún personaje.
Todos los esfuerzos para encontrar otro argumentista para Memín Pinguín fracasaron.
Su dibujante fue el genial Sixto Valencia Burgos.
Y aprovechando que ando por aquí, me encantaba la revista de Memín! Crecí con él y la seguí hasta que por diversas circunstancias familiares mi papá dejó de comprarla. ¿Qué podrías decirme acerca del final de Memín? Me refiero al contenido; leí por ahí que en el número que pretende ser el último, los cuatro amigos se encuentran con un mago que les muestra muchas cosas (entre ellas su futuro) y luego la historia comienza desde el principio!, es cierto? Saludos.
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